Comentario
Como Bernini para Roma, Rubens llena él sólo el Barroco de Amberes. Dueño de una poderosísima imaginación -de las más fecundas que la historia del arte haya conocido-, señor de los secretos de la pintura, fue el más completo pintor barroco de Europa, convirtiéndose en el perno en torno al cual giraron tanto la pintura como las restantes manifestaciones artísticas de Flandes.Si tras el triunfo orangista la familia Venius por católica y afecta a Felipe II debió abandonar la holandesa Leyden, el regidor de Amberes y rico burgués Jan Rubens tuvo que exiliarse en Colonia (1568) por protestante y opositor al duque de Alba. Culto e inteligente -era doctor en ambos Derechos-, allí fue consejero jurídico y confidente de Ana de Sajonia, la esposa de Guillermo de Orange el Taciturno, del que vivía separada. El escandaloso nacimiento de un bastardo provocó su huida, su arresto por el conde de Nassau y su encierro en Dillenburg. La dignidad en esta historia la puso Marie Pypelinckx que fue generosa con el marido infiel y tenaz hasta lograr librarle de la muerte y obtener su confinamiento en Siegen (1573-78) -donde nacería su sexto hijo, Pieter Paul- y en Colonia, su libertad (1583). Muerto en 1587 -es curioso que como católico, tras abjurar de la fe protestante-, ese año su animosa viuda obtuvo permiso para regresar a Amberes con sus hijos. La razón para registrar este relato estriba en que además de explicitar el porqué del lugar de nacimiento de Rubens, arroja luz sobre cómo los conflictos político-religiosos de la época marcaron su cuna y moldearon en su infancia los componentes de sangre, carácter y educación del pintor de Amberes.Ya en la ciudad de donde era oriundo (1589), Rubens frecuentó la escuela de latinidad del humanista Rombaut Verdonck -donde entablaría amistad con Balthazar Moretus-, pero la falta de recursos familiares le obligó a entrar como paje de la católica e hispanófila casa condal de Arenberg, iniciando pronto su aprendizaje artístico con su pariente Tobias Verhaecht, un paisajista imitador de Momper (1590). Tras unos años, pasó a los talleres del tardo romanista Adam van Noort (h. 1594) y del culto e italianizante Otto Venius (1596), registrándose en 1598 como maestro franco en la guilda antuerpiense de San Lucas y ayudando, como asistente de su último maestro, en los decorados efímeros para la pompa introitus de los archiduques en Amberes.De esta forma, Rubens, con veintidós años, era dueño de una nada desdeñable cultura humanista, de los modos de vida aristocrática y del aplomado trato cortesano, de los procedimientos técnicos de la pintura de historia, de la gestión de un gran taller y de la producción con fines conmemorativos y didascálicos. Aunque casi nada aprendió de sus maestros, supo aprovechar lo mejor que estilísticamente le ofrecieron sus anodinos talentos y modos pictóricos, en especial los del último. Apenas conocida, la obra de su etapa de formación así nos lo indica, como su Adán y Eva en el Paraíso (c. 1599) (Amberes, Rubenshuis), de inspiración clasicista italiana en el tema -su esquema es rafaelesco, según una lámina de Marcantonio Rimondi-, concepción naturalista nórdica y ejecución romanista a la manera de Venius.